Los distintos “comandantes” del Cartel22 andan muy inquietos. Como activistas políticos que son, más que educadores, están desesperados porque la línea no les llega con claridad para saber qué papel van a jugar en la próxima elección de gobernador, desde la designación del candidato del Morena hasta la campaña electoral. Quieren ver ya la participación de los grupos más dúctiles del magisterio, como son los normalistas.
Al que se nota más consternado porque es la hora en que no le definen con quien “hay que jalar”, es el violento secretario de Prensa de la sección sindical, Wilbert Santiago quien, en sus ansias por no quedar marginado de las próximas jugadas políticas, empieza a mover a los ingenuos normalista. Por cierto, ayer fueron burlados por doble partida. Citaron a una propuesta frente a las oficinas sindicales, pero nadie los recibió. Fueron al palacio por mero trámite y de disolvieron. Se exhibieron como lo que son, jóvenes ilusos. Deberían saber que las manifestaciones del magisterio son negocios previamente concertados con el gobierno.
Algunos normalistas, con la aprobación del director del CRENO, Juan Gutiérrez siguen a pie juntillas a Wilbert quien los engaña. Les dice que “seremos los activistas consentidos” del próximo candidato. Los primeros que cayeron en la engañifa fueron los enloquecidos “futuros maestros” reclutados para una rara acción de vandalismo. Aunque salvajes, dejaron intocado el montaje de la boda de la “charra” Elba Esther Gordillo. Fieles a la consigna que recibieron, destrozaron sillas, mesas, enseres y pintarrajearon los muros de cantera, pero no tocaron ni una de las flores del escenario que montó la ex poderosa dueña, digo lideresa, del SNTE.
Lo único que provocaron fue que Oaxaca volviera a ser exhibida en la televisión y otros medios como nido de “maestros salvajes”.
No pocos maestros criticaron el vandalismo tan arraigado en los grupos delincuenciales del Cartel22. No bajaron a Wilbert, a los que lo siguen y a los que lo manipulan, como una partida de delincuentes.
Revelan que el Secretario de Prensa de la sección 22 es reconocido como el “cerebro” de los que están prestos al vandalismo, son los que agreden y causan destrozos durante las marchas y mítines. En los bloqueos su gozo malsano lo manifiestan saqueando los camiones de refrescos y alimentos; toman por asalto farmacias, restaurantes y lugares donde cometen pillaje.
Los que conocen el modus operandi de estos bárbaros dicen que al interior del sindicato magisterial los rechazan como integrantes de los grupos de apoyo electoral que ya están conformando. Los repudian después del ridículo que hicieron la noche de la boda de Elba Esther. Mientras las hordas, en nombre del magisterio oaxaqueño, destrozaban un inmueble catalogado joya arquitectónica, la enemiga histórica de la CNTE se burlaba de ellos en su fiesta faraónica.
EL SALTO DEL CHAPULÍN
Elba Esther, la enemiga histórica, otra vez, se burló de ellos. Montó el suntuoso escenario de su boda a 5 cuadras del edificio guarida del Cartel22. Vino a Oaxaca por dos objetivos: mofarse de la supuesta belicosidad de la sección 22 del SNTE y sus pendencias “guerrilleras”, y se llevó como trofeo al joven abogado Luis Antonio Lagunas, por cuyas venas corre sangre zapoteca. Dicen que sus orígenes están en Sola de Vega, tierra del buen Tobalá.
La perversidad del profe Wilbert Santiago quedó al descubierto. Utiliza las siglas de la sección 22 y a los profesores y normalistas como “borregos” para vender la idea de que es un “gran operador político”. Si alguna simpatía merecía del senador Salomón Jara o cualquier otro de los aspirantes a la candidatura, con estas acciones quedó descartado.
Las motivaciones de Wilbert son varias y en todas quiere participar. Quiere involucrarse en la renovación de la dirigencia de la Sección 22, busca azuzar a los normalistas. Busca afinidades políticas e intereses económicos.
Insiste en movilizar a los normalistas, pero no hay causas justificadas. El IEEPO le ha respondido puntualmente que no hay pendientes a resolver pues en los últimos 3 años se han contratado más de 2 mil 500 egresados que, a diferencia de los médicos, por ejemplo, al titularse tienen trabajo con prestaciones, como los 90 días de aguinaldo (que ningún otro trabajador tiene).
Aun así, Wilbert quiere usarlos para alborotar y para tener pretextos les dice que “van a desaparecer las escuelas normales”, inventa que no se les ha atendido y los engaña con que deben ser contratados como maestros sin haberse titulado.
Para sus fines bloquean calles, secuestran autobuses. Lo que provocan es que la imagen del normalista y del maestro “flojo” se deteriore más.